Caminas y comentas los pantalones tan orteras que lleva la de al lado puestos, ríes.
Y lo ves. Y no se te ocurre hacer otra cosa que quedarte quieta, paralizada, y sientes como la sangre se te va de la cara y empiezas a palidecer. Ellas no son tontas y se dan cuenta de que otra vez, una parte de la barrera que as construido a su alrrededor, aislándolo para olvidarlo, se ha caido.
Él nota tu mirada y levanta la vista, te ve.
Entonces como si fuera un triste y patético juego, tu agachas la cabeza, intentando de alguna manera; disimular que vea en tú mirada el inmenso amor que sientes hacia él.
Cuando estás enamorada y ves al chico que te gusta sueles ponerte roja y sonrreir estúpidamente. Intentas llamar su antención y tartamudeas.
Cuando estás tan enamorada que duele, intentas; de una forma y otra pasar inadvertida para todos, para él. Porque sabes que si te mira, caes; y si caes, el no se va a agachar para ayudarte a levantar.
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